DE LOS MODOS DE ENVÍO: LA LIBERTAD CREADORA DE FELIPE ZAPICO ALONSO
Hay artistas que son un torrente de vida y de libertad. Personas hechas así mismas, que no teme perder nada, porque lo único que le interesa pasa por experimentar con sus propios límites. Y esos límites coinciden con los de su imaginación. Una mirada distinta sobre el mundo. Así es Felipe Zapico Alonso, que cuando le da por escribir, afirma sin tapujos:
Escribo porque me da la gana. Escribo porque estoy triste o
contento. Escribo porque casi no se ladrar. Escribo para conjurar los demonios,
los fantasmas y las soledades. Escribo para mí. Escribo por todos los que no
saben. Escribo para poder gritarlo. Escribo para susurrar. Escribo porque no
puedo parar. Escribo por desobediencia, rabia e indignación.
Y con esa misma actitud es capaz de arriesgarse y atreverse a enviar un trabajo que tiene mucha enjundia. Primero, porque no se ha dirigido a una estafeta de correos a "negociar" su envío, cuando, desde luego, se salta las normas supuestamente básicas de las tarjetas postales. Él, en algún lugar de Badajoz, ni corto ni perezoso nos mandó su obra y sus dudas, que nos llegó mediante redes sociales: "Enviada..., si llega es otra cosa".
Y gracias a profesionales de Correos, que no siempre son un bálsamo para los mailartistas y la libre circulación de obras de arte así concebidas, nos ha llegado una magnífica obra sobre base de madera...
Desde Lombok, unas islas paradisiacas de Indonesia, alguien le trajo una postal de madera lista para enmarcar. (Aunque dicho entre paréntesis, no parece casualidad que en esa zona muriera Magallanes y tomara el relevo Elcano hace 500 años). Sin embargo, parece que vio claro que ese regalo no merecía quedarse en mero objeto de exposición casero y aquí lo tenemos, con nosotros, para gozo de esta III Convocatoria.
Pero además, su obra posee más lecturas: lo primero que destaca es el corazón palpitante y vivo. El amor incondicional al resto de la humanidad y, por tanto, a la solidaridad internacionalista que es la familia de mailartistas. Lo segundo son los continuos barquitos en ambos lados: algunos llegan a su destino, a nuestro centro, pero muchos, como en la expedición que da origen a nuestra Convocatoria, se pierden o se quedan por el camino o mejor dicho en el fondo de los mares. La tristeza y el desaliento hace mella según del lado que nos toque. O pueden que, si tienen suerte, instalados en esas islas remotas, en esas playas de fantasía, disfruten de la vida de otro modo distinto al occidental, al europeo.
Estamos encantados con este envío, como no podía ser menos, porque además, para el que no lo sepa, nos encontramos ante un poeta experimental que merece la pena conocer y reconocer. Su labor incansable e incalificable en la experimentación no puede ser soslayada en el ámbito español. Si los lectores de este blog son capaces de valorar el Mail Art, su historia, sus principios, su forma de cambiar lo establecido, entonces, disfrutará con Felipe Zapico Alonso. Pasen, siéntense y disfruten de parte de su trayectoria que pueden conocer en los siguientes enlaces y breves ejemplos.
(Si amplias, no te pierdas el QR)
(De Etimolomías)
(De El ladrón de peras)
(De Pensamientos zadaístas)
Buenas tardes.
ResponderEliminarHe llegado hasta este blog a través de un curso llamado LA PRÁCTICA DE LA ESCRITURA CREATIVA EN LAS AULAS: NUEVAS POSIBILIDADES. Aquí he comprobado que muchas de las propuestas del curso están siendo llevadas a la práctica en algunos centros educativos andaluces, por lo que lanzo desde aquí mi enhorabuena.
En cuanto a esta entrada sobre el mail art y la obra de Felipe Zapico Alonso, me parecen muy interesantes no solo como docente, también como aficionado a la literatura. Verdaderamente esto parece un ejemplo de que el mail art sirve para crear o ampliar redes, lo que parece bastante saludable tanto para la comunidad educativa como para los artistas.
Gracias por el buen ejemplo.
A ti, compañero, por saberlo apreciar. Y gracias por dejar el comentario, supone un refuerzo efectivo de que el mail art en la escuela tiene mucho futuro todavía.
Eliminar