ALGUNOS COLLAGES RECIBIDOS EN LA III CONVOCATORIA: MABI COL E IMANOL BUISÁN
Vivimos en un mundo fragmentario. Sin embargo, el gusto por mezclar, cortar, pegar tiene ya más de 100 años de historia. Da igual quién fuera el primer ensamblador, Picasso o Braque, aunque el cubismo sí que estaba en el origen de esta técnica para crear. Desde entonces, la historia de los collages en la pintura, pero también en la literatura, la música, el cine y otras manifestaciones artísticas ha recorrido un amplio camino lleno de aciertos y experimentos conceptuales. El futurismo, el dadaísmo, el constructivismo y el propio Duchamp dieron buena cuenta de sus posibilidades. De ahí hasta fluxus y al Arte por Correo, la sucesión parecía casi inevitable.
Por todo lo anterior, no resulta extraño que recibamos algunas obras en nuestra Convocatoria que son unas delicias de collages, como, por ejemplo, las siguientes:
Por todo lo anterior, no resulta extraño que recibamos algunas obras en nuestra Convocatoria que son unas delicias de collages, como, por ejemplo, las siguientes:
Y aunque parezca que resulta fácil realizar este tipo de obras, a mí particularmente no me lo parece. La decisión de lo que se recorta, lo que se pega, cómo se distribuye, para qué se hace, etc., son interrogantes añadidos a cualquier otro tipo de obra de arte. Los artistas que optan por esta modalidad de expresión parecen usarlo como una especie de terapia para ordenar el caos en el que vivimos. La meticulosidad, la sensibilidad y el amor por la propia obra se nota en cada uno de los pequeños detalles elegidos, como podemos apreciar más arriba. Hay algo común, además, en ellas: la forma de unir los fragmentos y hacer de este mundo roto un rompecabezas más inteligible.
El esfuerzo del espectador pasa por dar sentido a lo que parece que no lo tiene y que, sin embargo, se vislumbra en las dos obras de arriba.
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