EL OJO QUE VES NO ES OJO PORQUE TÚ LO VEAS
¿Qué miramos cuando miramos Arte Postal?, ¿qué vemos cuando miramos a un Refugiado? Estas preguntas han rondado la cabeza de muchos de los artistas que han mandado sus obras a nuestra Convocatoria. La mirada es siempre doble: miras unos ojos, uno ojos atraviesan los tuyos. La teoría sobre la mirada abarca miles de páginas en los libros de arte, de filosofía, de literatura, de poesía.
Y los versos de Proverbios y Cantares, Machado lo sabía, no tardan en volver a los labios:
El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas;
es ojo porque te ve.
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La obra de Lola Delgado Sayago es de una belleza consistente. El trazo magistral de esos ojos, con el matiz rojizo... Se clavan muy dentro de nuestra mirada porque, bajo mi punto de vista, nos miran desde el silencio. Los recortes de las definiciones ahondan en el mensaje de una manera objetiva. Y hay un juego contradictorio entre lo objetivo de las definiciones y la subjetividad única de esos ojos.
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En otros casos, como en el Glória W. de Oliveira Souza la mirada que nace de una foto toma cuerpo dentro de una composición más abstracta y minimalista. Nada que ver con la siguiente:
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Gal de Sordi usa su trazo colorido y magistral desde el sobre. En el interior, como un rompecabezas las dos imágenes para componer el rostro que llora. Pero sin afectación, sin rabia, parece un llanto pintado a su vez en la cara, en la piel de esa persona que nos mira distante y lejana, como no esperando nada de nosotros, sabedora de nuestra indiferencia.
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Por otro lado, Simon Warren que nos ha enviado 4 trabajos con un estilo inconfundible y que será objeto de una entrada específica en este blog, nos presenta su mirada desde los garabatos. El mensaje es duro, como duro crear un rostro de ese modo. La mirada se pierde, o se presenta desde el tachismo que usa para tapar su nombre, su dirección y crear una mirada muy humana e identificable.
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A veces, el alumnado se implica y aflora su tenacidad y su genio para participar en una convocatoria como esta. Y no pasa desapercibida la elegancia joven y en proceso de formación. Muy alejada de Warren, claro, pero también capaz, desde su vitalidad, de llamar a la puerta de nuestra conciencia o incluso de nuestra piel, al usar de ese modo los colores y las líneas tan marcadas.
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No hace falta dibujar para hablar de miradas. Miguel Jiménez (El Taller de Zenón), lo hace desde el apropiacionismo y el lenguaje publicitario. Otra mirada rota, que nosotros componemos torpemente, cuando quizás, lo que pretende el autor es precisamente lo contrario: mantener la ruptura, de la que no puede escapar nuestra mirada, porque el límite de las postales, el blanco, de cada una de ellas, insiste en que no podamos hacerlo de otro modo.
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Aunque no se aprecia bien, el diseño de José M. Cedeño tampoco deja indiferente al espectador. El uso del ruido, de la interposición de líneas nos descubren unos ojos que nos miran directamente a los nuestros. Imposible en este caso también escapar. Como también es imposible hacerlo en el trabajo siguiente de Rossana Bucci. Entre tanta confusión de colores, matices, texturas, etc., los ojos aparecen buscando los nuestros. ¿Quién está encerrado?, ¿cuántos ojos aparecen?, ¿qué podemos saber de ellos? Preguntas sin respuestas o cuestiones que no nos atrevemos a dirimir.
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Y así llegamos al último que os traemos en esta entrada (hay más miradas en la Galería de trabajos enviados, por supuesto). Una obra preciosa, desconcertante de Manoel Bonabal. De hecho, es tan enigmática que hasta que no la vi fotografiada no me percaté de la base sobre la que se había actuado. Es un experimento del autor, pero lo es la obra y lo es porque somete al espectador de la misma al juego del escondite. Y por eso encaja con el poema de Machado de una manera tan directa: ¿quién está escondido, él o nosotros, los refugiados o nuestra cobardía?, ¿lo que no vemos, no lo vemos por qué está oculto o por qué nosotros lo ocultamos...?
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En fin, todo este tipo de cuestiones forman parte de nuestra Convocatoria y los mailartistas han sabido plantear mediante un rostro, mediante una mirada, mediante unos ojos la cuestión clave de Machado. Y es que el ojo que ves no es ojo porque tú lo veas...
FE DE DESPISTES: No recuerdo ahora mismo el nombre de la alumna. En cuanto lo recuerde, lo pondré.
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