EL SECRETO DE UNA CAJA

Cristina Franconetti realizó un envío con volumen. Como ya explicamos en otra entrada del blog, lo aceptamos en nuestra Convocatoria y algunos de los alumnos del IES Fray Bartolomé de las Casas ha optado por dicha opción (buscar en este blog o siguiendo la etiqueta "volumen" o pinchando aquí).


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Pero el caso de Franconetti tiene algo de especial, porque la implicación es muy personal. A veces, aunque la juventud parezca no tener valores, no implicarse en nada que no sean ellos mismos, pasar de todo e ir por su cuenta (la juventud me refiero, aunque en la características anteriores caben más de un adulto, supongo), te sorprende descubir lo que una caja como la de arriba esconde.

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En su caja encontramos fotos a color sobre la realidad de los Refugiados. Pero también una especie de escrito editado con dos fotos personales. En esta se ve a ella con la imagen pixelada de un niño. Por el otro lado, está ella con una compañera de la ONG con la que trabajan en verano. En ese documento, narra su experiencia en primera persona con niños procedentes de Siria. Lo que hacían en esos campamentos de verano y cómo una de ellas le relata con naturalidad el horror que han vivido. Franconetti escribe: "en ese momento, mi cuerpo sintió escalofrío y no sabía cómo responderle a una niña que con tan solo nueve años de edad tuvo que ver y vivir la muerte de su hermano y sus abuelos de una forma tan cruel e injusta". Luego añade un alegato en contra de la pasividad de los políticos europeos y la necesidad de actuar ya en defensa de los Derechos Humanos.

Pero además, para completar su envío, en la parte interior de la tapadera añade un poema, que creo y espero que sea suyo.
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Cerrando de manera perfecta su obra de mail art. ¡Cuánto tenemos que aprender todos de personas como Cristina Franconetti! Porque para algunos estos trabajos obligatorios son una pérdida de tiempo. Y yo lo pienso igual, como todo aquello que se haga sin pasión, sin conciencia. Y es que cuando se hacen las cosas por obligación, por hacerlas, por salir del paso, nada tiene sentido. En cambio, cuando el trabajo, aunque sea obligatorio, sale del corazón y la implicación pesonal, entonces se consiguen ejemplos como los de esta alumna. ¿No creen?

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