UN MELANCÓLICO DESEO DE LIBERTAD: SILVIA WLADIMIRSKI BARENBOIM

Sucede que lo viejo lastra la posibilidad de crecer. Sucede que hay puertas tan antiguas que encierran más que abren. Puede ocurrir incluso que esas puertas estén carcomidas y desgastadas y lo que parecía antaño un mundo de posibilidades, ahora, visto el resultado, no sea más que una cárcel. Una cárcel o el intento de encerrar lo que no se puede encerrar. Porque mirando al cielo, todo escapa. Teniendo esperanza en el cambio, fuerzas para crecer y luchar por vivir, por vivir con dignidad, las ramas no dejarán de apuntar hacia lo alto. Entonces sucede. La Libertad, la Libertad de Expresión escapa de lo que quiere constreñir esa posibilidad de crecimiento innata.


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Todo está contenido en este envío que, desde Madrid, nos llega de la mano maestra de Silvia Wladimirski Barenboim. Y hay más en este collage y dibujo. Hay una cierta melancolía acentuada por esas puertas famélicas que han perdido su color de antaño. El árbol caduco, de ramas y tronco enclenque es una esperanza, pero tan débil, tan delicada, que uno tiene dudas de cuánto podrá soportar erguido y con vida. Sospechamos que la tierra que cubre sus raíces tiene algo que ver, que las puertas, -esa apariencia de apertura que niega tal posibilidad-, sin embargo, delimita su crecimiento. A duras penas, la Libertad de Expresión, descuajada, puede ofrecernos una imagen agradable. El invierno parece no tener fin. 

Al menos sabemos que con la participación de Wladimirski la reflexión y la conciencia despiertan de su letargo y que la melancolía puede ser un estado pasajero. Porque si obras tan delicadas se envían a nuestra Convocatoria, entonces, los objetivos de hacerla se van cumpliendo.

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