LO INEFABLE DESDE LITUANIA, MÉXICO O INGLATERRA: CUANDO LA LABOR DEL ESPECTADOR SE HACE CRUCIAL

Hace mucho tiempo ya que el arte apostó por apelar al espectador directamente. Los artistas decidieron que las obras no tenían sentido por lo que ellos querían trasmitir literalmente. Y pasaron el testigo, parte de la responsabilidad de la obra al espectador. La idea era abandonar la presunta hegemonía del artista sobre su obra. Más bien se trataba de lanzarla al espectador para que él fuera dueño de cómo afrontarla, como vivir o convivir con ella si era posible. 
En el mail art (que bebe de Dadá, de Fluxus (Beuys, Brecht), de ZAJ (Hidalgo, Ferrer) aquí en España) esta forma de entender al espectador como actor aparece en muchas obras. En esta IV Convocatoria, podemos mostrar algunas de ellas:

Mindaugas Zuromskas nos pone a prueba con sus dibujos aparentemente infantiles sobre un fondo sugerente: 






Mónica Sánchez, desde México, nos inquiere con un alarmante SOS:




Lola González hace lo propio desde Manchester, para poner al espectador frente a las cuerdas (por cierto, no dejen de seguirla por redes sociales, por ejemplo, aquí: https://es-la.facebook.com/LolaGonzalezPhotography/). 




 En el mail art hay mucho de pensamiento crítico, de fomentar la imaginación y abrirse a nuevas perspectivas interpretativas. Corresponde a  la mirada de cada uno encontrar el sentido de cada obra y, por eso, este mundo no deja a nadie indiferente. 

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