+ DE RUGGERO: PORQUE LAS FRONTERAS Y LOS PROYECTOS DE MAIL ART SON COLABORATIVOS
Antes de que esta experiencia tan especial de la III Convocatoria acabe, seguimos presentando obras geniales de artistas geniales y generosos con nuestro proyecto de MAIL ART EN LA ESCUELA. Maggi Ruggero sigue demostrando que el mail art es un arte comprometido y nos ha enviado, de nuevo, más obras de su proyecto que comenzó en el Comité del Pabellón del Tíbet y que tiene su fuente on line aquí http://www.padiglionetibet.com/padiglionetibet/ (no deberías perderte su proyecto).
El Dalai Lama ya ha manifestado alguna vez que "si la gente está completamente informada, es capaz de distinguir lo que está bien de lo que está mal". Para él, y para cualquiera, "la censura y restricción de la información violan la dignidad de los derechos humanos". Y de alguna forma, nuestra III Convocatoria, aunque sea tangencialmente, se inspira también en esa defensa de los Derechos Humanos. Si de algo sirvió circunnavegar la tierra, desde luego es para comprender que todos los hombres y mujeres, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición tenemos los mismos derechos. Y es que así lo recoge el artículo 2 de dicha Declaración. Añadiendo, además, que no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía. El Tíbet, por tanto, y sus habitantes necesitan que le demos voz y visibilidad a su situación. El arte en general y el arte postal en esta ocasión, nos permite, utilizando todos los medios y posibilidades de lo que es capaz, romper el muro de silencio con el pueblo tibetano. Otra frontera que superar, yendo más allá del silencio y denunciando tajantemente lo que allí ocurre hoy en día.
Las obras de Ruggero insisten en ello:
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