¡QUÉ NO HAY BURROS EN LAS ESCUELAS A MENOS QUE LO SEA EL MAESTRO!
El mail art sirve para denunciar. En este caso, Óscar E. López Martínez denuncia prácticas educativas abusivas que, en lugar de fomentar el aprendizaje, han impuesto castigos que humillan y estigmatizan a los estudiantes. Su elección de dibujar sobre una página de un libro viejo añade una capa simbólica profunda: la educación tradicional puede estar cargada de métodos obsoletos que deben ser revisados y superados.
Como vemos, las figuras infantiles con orejas de burro transmiten tristeza y aislamiento, reflejando el impacto negativo de estas prácticas punitivas. En lugar de motivar, el castigo público genera miedo y refuerza la idea de que equivocarse es un fracaso, cuando en realidad, el error es parte fundamental del proceso de aprendizaje (recordamos aquí la excelente lectura de Fracasar mejor, de ).
Frente a esta visión autoritaria de la educación, el mail art y el arte en general ofrecen un espacio de libertad y expresión, donde los alumnos y alumnas pueden aprender sin miedo, experimentar sin temor a ser señalados y desarrollar su creatividad de manera auténtica. Enseñar debe ser un acto de acompañamiento y descubrimiento, no de imposición y vergüenza.
Con su trazo sobre papel envejecido, Óscar señala un problema, y nos invita a reflexionar y actuar para que la educación sea un espacio de crecimiento, no de castigo. Y también nos recuerda a un antiguo grabado de Goya: Si sabrá más el discípulo.
En el grabado de Goya, un maestro con orejas de burro aparece dormido, mientras su alumno, también con orejas de burro, parece cuestionar si realmente su educación es la adecuada. La imagen sugiere una ironía mordaz: ¿quién es el verdadero ignorante? ¿El maestro que repite esquemas sin reflexión o el alumno que, a pesar de estar sometido a un sistema rígido, puede intuir que algo no está bien?
El dibujo de Óscar López Martínez retoma este símbolo de las orejas de burro, pero lo contextualiza en una realidad específica: en México, estas orejas eran impuestas a los alumnos que no cumplían con lo esperado, marcándolos públicamente con una etiqueta de fracaso. Ambas obras exponen cómo ciertos métodos educativos, lejos de incentivar el conocimiento, refuerzan la humillación y la desigualdad. Sin embargo, el arte tiene la capacidad de cuestionar y transformar esta realidad. Con esta obra del mexicano, dejamos claro nuestra posición al respecto. No hay burros en las escuelas, a menos que lo sea el maestro.
և ընկերներ
ResponderEliminarи друзья
Siempre amistad
EliminarMuchas gracias, me han hecho la mañana feliz, me encantó su interpretación
ResponderEliminar