LITERATURA Y ARTE: LA MAESTRÍA DE MARÍA BARREDO

 Lo de maestría que da título a esta entrada no es en sentido figurado: María Barredo es compañera del Departamento de Dibujo y, aunque no siempre, la técnica se le supone. Aunque eso es tanto como admitir que el profesor de lengua tiene que ser escritor; el de música, intérprete en una filarmónica o el de educación física, deportista. Como podemos imaginar, esto no siempre ocurre. Aunque sí es el caso de María: es una artista dibujando, como lo demuestra en la obra enviada para nuestra IV Convocatoria. ¡Ese ojo no lo hace cualquiera que tome por primera vez unos lapiceros de colores!




Sin embargo, para no quedarnos en lo evidente, queremos rescatar la maestría de su texto. Y, para ello, reproducimos a continuación sus palabras.

Como cada día, me subo al autobús que para cerca de mi casa. 

Soy un niño de la mano de su madre - que en paz descanse - me asombro de las personas que corren para no llegar tarde a ese trabajo al que dedican su vida. No consigo comprender por qué aceptamos esta velocidad, los sinsabores de la decepción y domingos famélicos que se escapan entre los labios. Yo no quiero eso, mamá. 

Mientras el vehículo camina, miro absorto las luces de los faros en los charcos humeantes del asfalto. 

Ha sido un viaje largo, ahora, que han pasado treinta años. 

¿Dónde estabas? 

Me preguntas, pero no sé responderte. 

¿Cómo hacerlo? 

He estado en tantos lugares y, sin embargo, tengo la sensación de no haberme movido de aquí. 

Me alegro de haberte encontrado, estaba solo y tenía miedo. 

Te busco en la noche fría, cuando, los que ya no se aman, se abrazan para darse calor. Entré en el bar de siempre pero ya no estabas, no conocía a nadie y me sentí extraño, viejo. Salí corriendo. 

Ahora que te veo, apenas te reconozco. Dame la mano porque temo perderme de nuevo. ¿Recuerdas el parque donde tomábamos el Sol? Te recogía en la puerta de tu facultad, bebíamos vino tinto -nunca he vuelto a tomarlo-, recuerdo ver tu risa y recuerdo tu llanto. Lo cerraron. Ahora solo vive en mi memoria. 

Mamá, coge fuerte mi mano. No dejes que me pierda, atenta a la parada. Esta ciudad parece nueva, parece otra. Tengo miedo de desaparecer. De hacerme invisible. De morirme con ella.



No hace falta en este apartado añadir nada a tan hermoso texto. Tan solo atestiguar que María Barredo es una artista en toda regla y que es una suerte inmensa tenerla en el IES López de Arenas.

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